martes, 5 de junio de 2007

LA VISIÓN DEL CARDENAL MARTINI

Con motivo de una intervención, que el Prelado ha tenido durante el Capítulo General de los Hermanos de la Escuelas Cristianas este pasado mes de mayo en Roma, ha dicho lo siguiente:
"Si veo con los ojos de la fe la situación presente de la Iglesia, considero tres aspectos:
1. Nunca ha habido en la historia de la Iglesia un período tan hermoso como el presente en el que la Iglesia, geográfica y culturalmente, se ubica de modo substancial en la unidad de la fe...(exceptuando el tradicionalismo de Lefebvre)
2. Nunca ha habido en la historia de la teología un período tan rico y floreciente como el siglo pasado. Pienso en el siglo de los grandes Padres Capadocios de la Iglesia Oriental, los Padres de la Iglesia de occidente, como San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín...Pero nunca ha habido un florecimiento teológico como en el siglo XX. Basta con recordar a los Padres de Lubac y Danielou, el Padre Congar, los Padres Hugo y Karl Rahner, de Urs von Baltasar y su maestro Prschywara, de Oscar Cullmann, de Martín Dibelius, de Rudolf Bultmann, de Karl Barth, de los grandes teólogos americanos como R. Niehbur, y no hablo de los teólogos de la liberación (cualquiera que sea el juicio actual de la Congregación para la doctrina de la fe ahora renovado) y muchos otros aún vivos (habría que agregar los grandes teólogos de la Iglesia oriental que poco conocemos. Ahora el libro del cardenal Spidlik nos los descubre, como Paul Fklorenskij y S. Bulgakof...).
3. Podemos tener juicios diferentes y matizados sobre muchos de estos teólogos, sin embargo constituyen un conjunto formidable que nunca antes existió en la Iglesia del pasado.
A todo esto hay que sumar la presencia de Papas de enorme significado, es difícil encontrar siglos en el que no haya alguno de gran personalidad. Basta con recordar a Pío IX, León XIII, Pío XI y XII, Pablo VI, Juan Pablo II, etc.
1. Habla Martini de que nunca ha habido en la historia de la Iglesia un período tan hermoso como el presente y canta las glorias de la unidad de la fe en toda la Iglesia excepto el tradicionalismo de Lefebvre.
Una de dos, o este señor ha perdido la capacidad de juicio o es un verdadero cretino, por muy cardenal que sea. ¿Tiene el descaro de negar la terrible crisis doctrinal que se vive en la Iglesia? ¿Ha quedado una sola verdad de fe que no haya sido puesta en cuestión con el neomodernismo y en el período del postconcilio? ¿Pero, a quién quiere engañar este señor? Y justamente el problema de Monseñor Lefebvre no es un problema doctrinal en el que el fallecido Prelado haya negado ninguna verdad de fe, por el contrario, la suya fue una reacción ante el desmadre y el caos doctrinal, litúrgico y disciplinar en el que se veía sumergida la Iglesia. Otra discusión distinta es la valoración de su decisión de consagrar obispos.
2. A Martini le importa un bledo el juicio de la Congregación para la doctrina de la fe respecto de la teología de la liberación. Es decir, en el fondo le importa un bledo el magisterio del Papa, pues parece ignorar que la Sagrada Congregación trabaja en colaboración y al servicio del Vicario de Cristo. Y parece ignorar también que las Sagradas Congregaciones Romanas forman parte de la Iglesia de Roma, Madre y Maestra de todas las Iglesias. Algo tendrán que ver con respecto al gobierno que ejerce el Romano Pontífice sobre la Iglesia universal. De no ser así, entonces que se vayan todos a su casa y que cada Obispo y Cardenal haga lo que le venga en gana.
3. Curiosamente ante los Capitulares de La Salle el Cardenal no se digna mencionar al actual Vicario de Cristo, ni como teólogo, ni como gran personalidad. Bonita manera de sembrar el amor y el reconocimiento al Papa entre los Religiosos por parte de un miembro del Sacro Colegio.
En fin, de pena, de verdadera pena...