lunes, 9 de abril de 2007

MALAS TRADUCCIONES AL CASTELLANO DEL MISAL DE PABLO VI

Recuperamos algunos artículos muy interesantes de la Revista Roma, publicada en los años 80 en Argentina, que pueden ayudarnos a tomar conciencia de las deficiencias habidas en la última reforma litúrgica. En esta serie que comenzamos hoy vamos a ocuparnos de la traducción del latín al castellano del Misal de Pablo VI. Es importante que caigamos en la cuenta de que no se trata sólo de una alteración de términos sino de conceptos. A toda la problemática del nuevo Misal hay que añadir también el problema de las traducciones a las distintas lenguas nacionales.
La "Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos para ordenar rectamente el cumplimiento de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia", del 26 de septiembre de 1964, preceptúa en su número 40: "Las traducciones de los textos litúrgicos a las lenguas populares háganse sobre el texto litúrgico latino". Veremos en la serie de artículos siguientes como en el Misal castellano no se ha respetado tal mandato. Dicho estudio ha sido realizado por Daniel Boira.
I. EL GLORIA
En el Himno de alabanza (Gloria), la liturgia "oficial" española traduce et in terra pax hominibus bonae voluntatis,del Misal de Pablo VI, por y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Se dice que esta traducción está calcada del Evangelio de San Lucas en su original griego.
Veamos lo que dice el texto original de San Lucas, transcrito en caracteres latinos: Dóxa en hypsístois Theo kai epi ges eiréne en athrópois eudokías ( Lc 2, 14).
Comparemos este texto original con la Vulgata latina de San Jerónimo:
Dóxa = Gloria
en hypsístois= in altissimis (in excelsis)
Theo= Deo
kai= et
epi ges= in terra
eiréne= pax
en anthrópois= hominibus
eudokías= bonae voluntatis.
La última palabra del versículo citado de San Lucas (eudokías), al terminar en "sigma", indica que está en genitivo, y quiere decir de buena voluntad (bonae voluntatis).
Ya sabemos que Dios ofrece su paz a todos los hombres, pero en el citado versículo del Evangelio trata sólo de la paz que ya poseen los hombres de "buena voluntad".