martes, 10 de abril de 2007

TRADUCCIÓN INCORRECTA DEL OFERTORIO

Continuamos con el estudio realizado por Daniel Boira y publicado en la Revista Roma. No vamos a tratar aquí de la destrucción total del ofertorio conforme al Misal de San Pío V, que ya de por sí es de una gravedad considerable. Simplemente reseñamos las diferencias entre el texto latino y la traducción oficial del Misal de Pablo VI en lengua española.
"En el Ofertorio del pan y del vino se traduce tibi offerimus por te presentamos, en lugar de te ofrecemos. Obsérvese que el verbo ofrecer (en latín, pres. ind; offero; pret. perf. ind. obtuli; sup; oblatum; inf. oferre) posee cierto sentido sagrado, del cual carece el verbo presentar.
En el mismo Ofertorio del pan y del vino, el Misal de Pablo VI, además del tibi offerimus, dice: nobis fiet panis vitae y nobis fiet potus spiritalis respectivamente. Son ambiguas las traducciones de la liturgia "oficial" castellana: será para nosotros pan de vida y será para nosotros bebida de salvación. Por otra parte, el verbo latino fio (pres. ind.) factus sum (pret. perf. ind.), fieri (inf.), significa hacerse, convertirse. El pronombre personal latino nobis es el dativo antepuesto al verbo. Al traducirse por será para nosotros inducimos a los fieles al error subjetivista, pues tal como está traducido puede muy bien interpretarse que el pan y el vino "serán" "pan de vida" y "bebida de salvación", no en realidad, como sucede objetivamente en el caso de que haya verdadera consagración, sino tan sólo "para nosotros", es decir, "según nosotros", los católicos. Pero esta interpretación subjetivista no es católica, sino herética, liberal y modernista.
He aquí la traducción correcta: se nos convertirá en el Pan de vida, se nos convertirá en la Bebida espiritual. Ya sabemos que el latín carece de artículos, pero, al traducir, creemos que es mejor anteponer el artículo determinado a Pan de vida y a Bebida espiritual, por tratarse del mismo Cristo, Dios y Hombre, que es el Pan de vida y la Bebida espiritual por antonomasia.
A pesar de que en el Misal de Pablo VI está la expresión tibi offerimus tanto en el Ofertorio del pan como en el del vino, nos ha sorprendido que, en el opúsculo de B.A.C. "Nuevas normas de la Misa", se afirme gratuitamente: "Obsérvese que el Ordo Missae ha cambiado el sentido de este rito, pues se ha pasado de un sentido directo de ofertorio a una simple presentación y colocación sobre el altar de los dones que serán "pan de vida" y "bebida de salvación". No comprendemos cómo pueden llegarse a imprimir afirmaciones tan grotescas".
Sin embargo, esta es la enseñanza que se viene impartiendo en los Seminarios y Facultades en las que se forman los futuros sacerdotes. Enseñanza asumida hoy practicamente por todos los docentes, incluidos todos aquellos que están vinculados a los grupos aparentemente más tradicionales, conservadores y seguros en doctrina.
Por si alguno no cae en la cuenta la afirmación de que el pan y el vino serán para nosotros pan de vida y bebida de salvación es una verdadera monstruosidad que poco a poco ha ido ocultando el dogma de la transubstanciación. Nunca ese pan, ni ese vino serán pan de vida ni bebida de salvación. El verbo ser no implica de por sí cambio alguno en la sustancia del pan y del vino.
En todo caso se transformarán en pan de vida y en bebida de salvación, es decir, en el Cuerpo y en la Sangre adorable del Señor.
Esta no es más que otra sencilla muestra de cómo a través de la corrupción del lenguaje se corrompen los conceptos, y consecuentemente se corrompe la misma fe católica.