lunes, 7 de mayo de 2007

LA CONSAGRACIÓN DEL PAN Y DEL VINO ( IV )

"Precisamente por eso, por el distinto significado de "muchos" y "todos" -aquí de "los muchos" y "todos"- San Pablo, al hacer la contraposición entre la acción de Adán y sus frutos, y la de Cristo y sus frutos, abandona la palabra "todos", porque no todos se salvan en Cristo -cierto que por culpa suya, por permanecer "hijos o simiente de la serpiente"-. Y así, al hacer la contraposición, considera los contaminados por Adán atendiendo a su gran número -aunque de hecho sean todos- para oponerle el gran número de los justificados por Cristo -de hecho, sólo los que creen en Él, no todos los hombres-. Precisamente esa contraposición, para ser verdadera, exigía el abandono de la palabra "todos", y la adopción de la palabra "los muchos", pues ni todos se salvan ni todos son justificados. Cuando, pues, San Pablo habla de los muchos contaminados por Adán, no atiende a su universalidad, sino al número grande a quienes se extiende, para decirnos que también la santificación de Cristo se extiende a un gran número -a cuantos creen en Él.
Como es fácil de ver, este aparente cambio de "todos" a "los muchos", lejos de demostrar identidad, muestra la radical diferencia de significado que para San Pablo hay entre "todos" y "muchos". Gracias a su sustitución pudo San Pablo hacer la comparación entre la acción de Adán y la de Cristo, sin por ello afirmar que todos los hombres sean de hecho justificados o salvados. Y gracias a la confusión entre "todos" y "muchos" en la traducción de las palabras consacratorias, se nos quiere introducir la herejía de que todos los hombres se salvan, todos son justificados de hecho, todos son ovejas de Cristo, todos "simientes de la Mujer", nadie "simiente de la serpiente". (Revista Roma)